Spanish
Proficiency: Advanced (B2 or C1)
Years Spoken: 3
Spanish is the fourth language that I became fluent in. It took me 2 weeks to become conversational and 3 months to become fluent, a testament to the theory that learning one foreign language makes learning any other language significantly easier.
I taught myself Spanish by interacting with Hispanophones from all over the Americas, taking an advanced course at Brigham Young University, and consuming media published in Spanish. I can communicate with just about anyone in this language. However, I constantly strive to hone my skills and fluency in Spanish. One of my favorite ways of doing this is by shopping at the local Mexican meat market and ordering custom cuts of meat in Spanish while asking for recipe recommendations.
Below is a writing sample of mine in Spanish. It is a short story that I wrote about a fictional character trying to flee the destruction of Pompeii. If you want to learn more about my Spanish capabilities, email me through the Contact form.
Nueva piel
“En el corazón del Mediterráneo, Pompeya se erguía como un testimonio de la grandeza romana, un oasis de vida cotidiana floreciendo bajo la sombra apacible del Vesubio. Sus calles eran un tapiz vibrante de colores y sonidos, mercados rebosantes de mercancías exóticas, templos donde resonaban oraciones de agradecimiento, y casas adornadas con frescos que contaban historias de dioses y hombres. La ciudad, en su esplendor, era un espejo del mundo, reflejando la riqueza, la diversidad y la belleza de la existencia humana.
Pero esa mañana del 24 de agosto del año 79 d.C., el espejo se quebró…
—¡Mira, los Dioses están enojados! —gritó un niño, señalando hacia el Vesubio, su voz perdida en el bullicio del mercado.
—¡Silencio, niño! Los dioses están con nosotros —respondió su madre, aunque su voz temblaba tanto como sus manos.
De repente, el suelo tembló, y un rugido sordo llenó el aire, ahogando las risas y las conversaciones. Las calles, llenas de vida solo momentos antes, se convirtieron en corrientes de pánico y confusión.
—¡Por Dionisio, esto no puede ser! —exclamó un hombre, mientras corría, tropezando con los adoquines desiguales.
—¡Neptuno, sálvanos! —rezaban otros, arrodillándose, sus voces ahogadas por el creciente estruendo del Vesubio.
Y ahí estoy, un hombre perdido en Pompeya, que se encontró inmerso en el caos. La decisión de quedarme o huir pesaba sobre mí.
—¡Mamá, mamáaaa! —gritó una voz infantil, igualmente perdida como yo entre el tumulto.
El cielo se oscureció, cubierto por una nube mortal que descendía sobre la ciudad, robando el aliento a sus habitantes. Junto a mis vecinos, luché por encontrar refugio, cada paso un desafío a la muerte que caía del cielo.
—¡Hermano, debemos irnos ahora! —gritó Lucius, jalando hacia una casa.
—No puedo... dejar... todo —jadeé, mis fuerzas estaban me dejando ante el poder desatado del Volcán.
El día se convirtió en noche, y la esperanza en desesperación. En un acto final de desesperación, me arrodillé, mirando hacia los cielos oscuros, y clamé —¡dioses míos presérvanos!
—¡Marco, ven! ¡No hay tiempo! — suplicó Lucius, pero su voz fue ahogada por el estallido final del Vesubio.
En el silencio que siguió, sentí el ardor en todo mi ser, como si estuviese sumergido bajo agua hirviendo, luchando por respirar. La oscuridad era todo y todo era la oscuridad. El mundo que conocía desapareció…
Ya no siento mi piel. Ya no siento nada. Atrapado en este nuevo cuerpo, asfixiándome bajo esta nueva piel de piedra. Paso la eternidad pensando sobre la catástrofe que me condenó a este sufrimiento sin fin.
—¿Qué podría haberse hecho? ¿Cómo podría haberse evitado esto? ¿Por qué me sucedió a mí? —me pregunto, mis gritos un susurro sin voz entre las ruinas.
No hay respuestas, solo el eco de mis preguntas resonando en el vecindario de lo que una vez fue mi hogar. Pompeya yace en silencio, sus historias y tragedias preservadas en el tiempo, un recordatorio de la fragilidad de la vida y la implacable fuerza de la naturaleza.”